miércoles, 25 de mayo de 2016

Me gusta ser de aquellas que lo besan todo. Que te hacen sentir que eres la diosa más adorada. ¿Y por qué no? Si para mí en ese momento eres como la salvia que alimenta mis huesos. Una erección latente, que en cada suspiro y gemido quiere arremeter tu deseo.

Siento al demonio enjaulado en el cuerpo, y me descubro buscando bajo tus pieles con la lengua vibrante, el cuerpo jadeante y las manos inquietas, tocándolo todo, con cada dedo absorto en el placer de piel contra piel.

Es que de eso se trata todo. Del roce constante, del sentir palpitaciones ajenas como propias, del respirar al unísono y contemplar el horizonte como si estuviera al alcance de un orgasmo.

ES INTENSO. Lo es.

domingo, 17 de abril de 2016

Como la tierra después del rocío, tu aroma impregna mis fantasías.

Y mientras sueño despierta, me envuelve esa esencia a la vida misma, a colisiones y supernovas.
Entonces viajo con mis sentidos extrapolados, al instante que nos tuvimos gimiendo al unisonó, y respiro de tu vientre humedecido, de  tus piernas enroscadas a mi cintura.

Inhalo el perfume que divaga por mi pieza, y te froto contra mis sábanas, para que dejes tu fragancia en ellas.
Ese aroma a profundidades del abismo, a océanos azucarados y a cielos infinitos.


sábado, 27 de febrero de 2016

Compás

-Sólo el dolor me hará sentir vivo –
 Pensó antes de poner ese trozo de vidrio sobre sus venas.
También había pensado en que el vidrio sería mucho mejor que un cuchillo. El corte sería más limpio, separaría la carne en dos exponiendo su carmesí brillante y el efecto arcoíris del cristal otorgaba cierta celestialidad al momento.

Se dejo hipnotizar por los colores. Por ese reflejo de la luz sobre el vidrio. Sentía que los rayos atravesaban sus ojos, penetrando en lo profundo de su cerebro y proyectando como en un auto cine, el sin sentido que había sido su vida en cada momento.
Se observo desde lo subcutáneo hasta lo externo,  hasta ver como sus dedos, pulgar e índice, presionaban ese vidrio con precisión y firmeza sobre su antebrazo, del cual ya corría un hilillo de sangre.

La sangre hizo camino, y este encontró fin en un pequeño pozo allá abajo en el suelo. Entre sus pies caían las gotas, mojando cálidamente la planta de sus pies descalzos. Al principio, se impresionó por las huellas que dejaban las gotas al caer, y cada una le pareció diferente a la otra, hasta que se acumularon en un gran charco que empapaba el suelo.

En ningún momento sintió dolor.  Sólo escuchaba el compás de su corazón, latiendo en sus oídos y en sus venas abiertas. Desterrando la sangre en ríos de angustia y llanto.


-No siento el dolor – pensó – no siento el dolor… quizás nunca estuve vivo.

lunes, 24 de agosto de 2015





La rubia y el Blues

Ella no comprendía mis palabras, y yo tampoco entendía mucho las de ella.







Nos alimentábamos de miradas, de roces nada inocentes, de agitaciones imperceptibles casi, no para nosotras.

Ella bailaba, yo miraba.
Yo bailaba, y ella movía su cadera junto a la mía.
Ella bailaba, y yo deseaba hacer girones de su ropa, y atar con ellos su boca, su lengua, sus apetitos, su savia entera.


jueves, 13 de agosto de 2015



No quiero escribir más sobre mujeres.

Si pudiera, de hecho, arrancaría de mí el deseo, la pasión y la lujuria.
Borraría cada momento, cada recuerdo. Borraría amaneceres, tardes enteras, noches efímeras y esas madrugadas que me sentí dispuesta a morir ahí mismo.

No quiero dedicarles más poesía-basura, ni canciones repetidas, ni pensar cuál será su flor preferida o cualquier otra estúpida mamonería que llamase su atención.

Ojala mis días no tuviesen ese perfume embriagante, ese mover curvado, ese carácter perturbador sumiso-dominante, esa mirada-indiferencia-silencio-complicidad.


¡Oh si! Daría mis ojos y mis manos, mi olfato incluso si es necesario, tan solo para dejar de imaginarme y tramar, cuando la volveré a tener para mi.

lunes, 27 de julio de 2015

Paula Corrales Heredia / Resignificación / Objeto

Exabrupto.


I
Un segundo basto para detonar la explosión, un par de décimas (apenas) para hervir mi sangre al punto que quema.
Torbellinos envolvieron mis sueños, tuve que resistir… ¿a que?
Era yo,
 mismo,
 mi,
 propio.
Pensamiento en acto, y acto como reflejo
La coherencia me parece invento.


II
Me pregunté que era el pasado,
(Eso que está detrás de lo que ya no tengo)
Me pareció remoto y palpable, innombrable y entrañablemente conocido.

La contradicción frunció mi ceño

viernes, 8 de mayo de 2015

Paula Corrales Heredia -  Resignificación

¿Cómo saciar al hombre y al lobo?
¿Dónde comienza el uno y termina el otro?

Multiplicidad es lo que nos habita.
Las contradicciones abundan, se fertilizan con el cúmulo de restricciones.

Deber ser,
Querer ser,
Ser ese alguien que fue producto de miles de pensamientos previos a la fecundación del propio ser.
Efecto de los  cientos de generaciones humanas alienados de sí mismos. Apartados de su esencia por la culpa esclavizante, por la idiosincrasia de comprender EL sentido, obtener las respuestas, racionalizar lo emotivo.

Buscamos como el perro que se persigue la cola,
Anhelamos que la existencia provenga de un designio, y que la unicidad que nos aqueja a todos por igual, sea más que el mero hecho de diferenciarnos.

¡Debemos identificarnos!
Pertenecer y corresponder a la idea de que somos un algo definido.
Parte de una realidad que se traduce en el lenguaje, donde cada cosa significa, y el significado se interpreta según cada cosa.

Pero digo realidad, y esta cambia en seguida.
Hablo de significados y estos pierden el sentido.
Lo humano, lo bestial, el ser espiritual,
Todos se enroscan, se entrelazan y convergen en una gran nube de nada.