lunes, 24 de agosto de 2015





La rubia y el Blues

Ella no comprendía mis palabras, y yo tampoco entendía mucho las de ella.







Nos alimentábamos de miradas, de roces nada inocentes, de agitaciones imperceptibles casi, no para nosotras.

Ella bailaba, yo miraba.
Yo bailaba, y ella movía su cadera junto a la mía.
Ella bailaba, y yo deseaba hacer girones de su ropa, y atar con ellos su boca, su lengua, sus apetitos, su savia entera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario