Te he visto. Y más que verte, he observado.
He deleitado mis ojos
con tu boca a medio abrir; exhalando, sudorosa, apegada, esparciendo sobre mi
pecho tu aliento entre cortado. Inhalando profundo de mis besos desesperados,
embravecidos, apasionados, que buscan conocerte toda.
He visto como tus ojos se cierran, exacerbando los otros
sentidos, envolviéndote en el tacto de mi abdomen junto al tuyo, de mis piernas
enrollándose entre las tuyas, entre tus caderas, atrayéndote a mi cual metal
imantado, cohesión completa.
He visto tu cuerpo curvarse como las olas que surcan los
mares, y más bello aún, he visto la sombra de tu cuerpo acariciada por los
naranjos tonos de aquella vela, que entregaron a la escena más bella, los
colores del ocaso.
Tan y tanto he observado en ti, qué verte ahora indiferente,
distante y comportada, no hace más que causarme risa. Sin importar el tiempo ni
las condiciones, yo siempre te veré así; tendida entre mis brazos, disfrutando el
elixir del orgasmo.
muy bien
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