miércoles, 26 de diciembre de 2012



Te he visto. Y más que verte, he observado.

 He deleitado mis ojos con tu boca a medio abrir; exhalando, sudorosa, apegada, esparciendo sobre mi pecho tu aliento entre cortado. Inhalando profundo de mis besos desesperados, embravecidos, apasionados, que buscan conocerte toda.

He visto como tus ojos se cierran, exacerbando los otros sentidos, envolviéndote en el tacto de mi abdomen junto al tuyo, de mis piernas enrollándose entre las tuyas, entre tus caderas, atrayéndote a mi cual metal imantado, cohesión completa.

He visto tu cuerpo curvarse como las olas que surcan los mares, y más bello aún, he visto la sombra de tu cuerpo acariciada por los naranjos tonos de aquella vela, que entregaron a la escena más bella, los colores del ocaso.

Tan y tanto he observado en ti, qué verte ahora indiferente, distante y comportada, no hace más que causarme risa. Sin importar el tiempo ni las condiciones, yo siempre te veré así; tendida entre mis brazos, disfrutando el elixir del orgasmo.

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