viernes, 24 de agosto de 2012


Objeto del deseo al servicio del pudor ajeno. Vasija agrietada, que cede sin parar, sin detenerse a pensar que se reseca por dentro. Porque los objetos no piensan, no sienten. Son y están hechos para ser y deshacer, Servir a quien lo pueda poseer.

Sin escrúpulos, de mano en mano, entre promesas vacías que jamás se mencionaron. Solo en su interior un eco resonante, chilla queriendo quebrajar el hielo. Porque queman las palabras que no se dijeron, asfixian los recuerdos de los momentos que no sucedieron, poco a poco se van secando los poemas guardados en el tintero.

Allí olvidado, a un costado incluso del olvido mismo. Acumulando el polvo que lo oculta todo, escribiendo prosas en sus adentros. Para hadas que no fueron más que sirenas guiándolo al naufragio, princesas con alma de sapo, alimentándose de las moscas que vuelan sobre la mierda. Espejismos todos de un mundo que solo existe en su cabeza.

Pero los objetos no piensan ni sienten, solo escriben historias en su cuerpo, que al tiempo ya nadie lee

No hay comentarios:

Publicar un comentario