Estallaremos si nos acercamos, explotaríamos de solo respirarnos. Con ese hálito entrecortado, agitado, jadeante, convulsionado. Delirante como lenguaje de carnaval; entre percusiones y bramidos pondríamos a Afrodita a sudar.
Quédate lejos, donde pueda domar mis ganas de romperte la ropa. Donde mis manos no alcancen a hurguetear en tu boca, ni mis dedos puedan deslizarse bajo tu sombra.
Mantenme aferrada al deseo, electrizada ante el más mínimo gesto. Prisionera de las fantasías que aducen tu pelvis sobre la mía, condenada a quimeras utopías.
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