domingo, 10 de junio de 2012


Sinfonía de la belleza...

Donde quiera acecha, cautelosa y cautivante, con esas lineas delirantes. Un magnetismo hipnotizante.

Retorcida de medula a poro, de sangre a saliva, de sombra a reflejo, electrizante, corrosiva.

Mira sin ojos, palpa sin manos, destruye tus oidos en silencio, te hace callar con los labios cerrados.

Fascinante... si. En toda su extensión inolvidable, incapturable, esquizoidemente escurridiza. Como un fantasma que no habita más que en el ático de tú sesera.

Solsticio de invierno, que alarga la oscuridad de los días, dando noche para divagar y soñar que perduramos en la vida. Entre las luces anaranjadas y las calles sin salida.

Languida, cual seda suspendiendo a la araña. Indomable depredadora de los deseos escondidos bajo la almohada, capaz de desnudar sacerdotes y dejarlos en las faldas.

Simetría de los opuestos, abstracta noción de una filosofía incomprendida, percepción desequilibrada del ojo que la mira.

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