viernes, 30 de marzo de 2012


Te escribo antes de que se borren tus besos de mis labios, te escribo con la sensación de tenerte aun encima, con tus manos recorriendo mi cuerpo, queriendo romper mis ropas, y tu aliento sobre mi pecho.
Te escribo por que tu aroma evoca poemas, por que tu mirar provoca huracanes, y tu silueta libera a mis bestias.  Te escribo sin otro afán que dejar fluir mi labia sobre nuestros recuerdos, como los hilos de saliva con los que humedezco tu cuerpo.
Ay mujer que cosas me haces decir, con vulgares palabras te quiero escribir. Desde el fango mismo crearte la historia más hermosa, y con aquel barro cubrirte como si mis notas fueran los pétalos que tu libido deshoja.
Te entregas en mis brazos, y revuelves mi cabello con tus manos. Quieres todo lo que te pueda dar, y sin pedirlo, lo reconozco por tus gemidos en mi oído. Yo me dejo llevar por el movimiento de nuestras caderas, por ese oleaje bravo y desenfrenado, que a ritmo desbocado nos lleva juntas por un instante al cielo.
Que eterno y efímero se siente disfrutar los segundos contigo, como si nuestro deseo se convirtiera en la arena, y los cuerpos fundidos fueran el reloj que ve indiferente el pasar de las horas… Tiemblo de solo pensarlo, de solo pensarte, de sentirte en mis labios hinchados por tus mordiscos.
Te poseo sin tenerte en absoluto, sin querer privar la libertad que te dan tus alas. Te elevas con tus anhelos a parajes que desconozco, y te miro volar extendida sobre mi rostro. A ratos te posas en mi cama, y de ella hacemos un nido de sudores y carcajadas. Lo disfrutas tanto como yo disfruto beber de tus aguas, como si fueran el manantial de la vida eterna, yo bebo de ti hasta que tu sexo se disuelva en mi boca.
Llámame depravada, obscena, pervertida o alocada. Pues todo eso soy cuando me dejas gozar de tus recovecos. Dime lo animal que soy, trata de decirme que no, intenta de frenar mi apasionamiento, y solo conseguirás aumentar mis ganas de corromperte entera.
Dejémonos llevar simplemente, por este sentir incandescente. El bosque ha sido testigo de nuestro encuentro, y en la oscuridad hemos construido nuestro lecho. Solo déjate morir entre mis piernas, y renaceremos al amanecer para confabularnos en una noche eterna.
… Esta noche, por no tenerte cerca, me tocare en tu nombre …

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