miércoles, 22 de abril de 2009


 Los días pasaban y ella lloraba lagrimas ardientes de ira

 ¡Su dolor quemaba de tal manera cuando caían!

Un pozo negro de llanto la separo del resto de los terrarios.

  Con el frío albergando las noches, seguía su rutina/melancolía;

 Sumergida en su mundo de mentiras, lloraba por lo que tenia. Por las vidas, que después de tanto camino, habían quedado en algún rincón perdidas.

 Sucumbida de conmiseración, decidió ser el altar de su devoción.

 Las lagrimas que brotaban de su cuerpo, serian tan solo para limpiar la mierda que llevaba dentro.

Resurgió como el fenix, o mejor aún, como el sapo que se esconde en la sequía.

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