martes, 6 de abril de 2010


... Transcurrían los sueños por su regazó, se agolpaban las esperanzas sobre su pecho... Inundándolo todo de un fervor intenso, su corazón era roca incandescente, que desencadenaba la lujuria de su cuerpo... Ella brotaba, desde aquel, como ave resurgiendo de la muerte, y se levantaba airosa de las cenizas para emprender su vuelo ... Con sus alas rozó el desaliento, y en las ramas de la incertidumbre hubo de anidar cuanto engendro no crío dentro!. Aun así, empollo las desconocidas criaturas que poco a poco consumían su fuego, y dejó que la amargura alimentara sus polluelos... Pobre ave estúpida y desdichada, que te has dejado incinerar por tus miedos; El frió del invierno se ha convertido en tus sabanas, y no renacerás, a menos que aprendas a vivir con ello ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario